- 17 de septiembre de 2008
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- Educación medica
TÍtulo de Prueba Educación Medica
Está comprobado que la actividad física mejora la sensibilidad a la insulina, el gasto de energía física diario y la calidad de vida. También ayuda a prevenir algunos riesgos de desarrollar enfermedades cardiovasculares, como adiposidad visceral, perfil lipídico, salud arterial, y función endotelial. Siempre se ha reconocido el papel positivo del ejercicio sobre la diabetes. Definitivamente una práctica regular de actividad física, junto a una dieta alimentaria y productos farmacológicos, son los puntos fundamentales para un exitoso tratamiento de esta enfermedad.
El ejercicio regular en un paciente diabético le ayuda a controlar la cantidad de glucosa en la sangre y también a quemar el exceso de calorías y grasa para que la persona pueda controlar el peso. Durante la práctica de ejercicio, en los primeros treinta minutos, el músculo consume la glucosa de sus depósitos de glucógeno (glucosa almacenada). Una vez agotados dichos depósitos, pasa a consumir glucosa de la sangre. A continuación se establece un suministro continuo desde el hígado, que también produce glucosa, hasta la sangre y de la sangre al músculo.
Según indica Johana Pino, kinesióloga del Centro de Tratamiento de Obesidad de la Universidad Católica, siempre se les recomendó a estos pacientes una actividad física suave, como las caminatas, o aeróbicos. “Sin embargo, la Asociación de Diabetes de América (ADA) ha aconsejado en este último tiempo los ejercicios de resistencia, ya que tienen positivos efectos en la salud. Eso sí es importante tener cuidado, por lo que es necesario contar con instrucción, por lo menos al principio, para aprender como ejercitarse sin causar daños”, advierte.
Escrito por: Deskman
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